Descansar bien es imprescindible para gozar de una buena salud. Y es que dormir las horas recomendadas, y hacerlo con un descanso de calidad, es esencial para recobrar la energía y afianzar procesos cognitivos como el aprendizaje o la memoria. Es por ello que hoy vamos a hablar de cuál es la mejor postura para dormir. ¿Quieres saber cuál es?
Lo primero que tenemos que decir es que no existe una postura perfecta para dormir, ya que en muchos casos la postura de cada persona depende de su complexión y de las dolencias que tenga en ese momento. Lo más sano es recurrir a una tendencia natural, ya que, de hecho, cada noche podemos llegar a cambiar muchas veces de postura.
No obstante, sí es cierto que las más aconsejables son decúbitos laterales (de lado) y decúbito supino (boca arriba). La postura y una correcta elección del colchón y la almohada contribuirán a evitar posibles dolencias lumbares o musculares.
Dormir de lado
Sí cabe apuntar que muchos especialistas señalan que dormir de lado es la mejor postura para dormir, ya que contribuye a esquivar los dolores cervicales y de espalda, reduce los ronquidos, mejora la respiración y reduce el reflujo gastroesofágico. Además, dormir apoyado sobre el lado izquierdo es muy recomendable en el caso de las embarazadas.
Dormir boca arriba
Es una postura neutral que tenemos que tener en cuenta si hablamos de la mejor postura para dormir. Además, es la segunda más elegida por la población para descansar. Ayuda también a prevenir el dolor de cuello y espalda, al permitir que la columna descanse en recto y sin forzar. Por si fuera poco, desde un punto de vista estético, evita la aparición de arrugas debido a que el rostro no entra en contacto con la almohada. Su mayor inconveniente, no obstante, es que favorece los ronquidos y las apneas del sueño.
Dormir boca abajo
Ya te hemos contado que no existe la postura perfecta. Sin embargo, sí podemos decir que los expertos desaconsejan dormir boca abajo. Esta postura produce mucho estrés en la zona del cuello, por la excesiva rotación de la columna, y afecta sus músculos y articulaciones. Con esta postura se pueden sufrir tendinitis, lumbalgias o cervicalgias.
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